Hasta el próximo 14 de junio el museo de las Artes
Decorativas de París acoge la exposición “Piero Fornasetti: la locura práctica”, una muestra de más de 1.000 piezas
recuperadas de los archivos del creador italiano.
Piero Fornasetti (1913-1988), pintor, impresor, diseñador, coleccionista
y artesano es conocido internacionalmente como el maestro ilusionista del
diseño y la decoración. Su personalidad hiperactiva y su volcánica imaginación le
llevaron a producir más de 13.000 objetos a lo largo de su prolífica carrera.
Fornasetti desarrolló un estilo
ecléctico inspirado tanto en el neoclasicismo
- con referencias a la antigua Roma, el Renacimiento Italiano, la arquitectura
de Palladio, los grabados de Piranesi y el teatro de Pirandello- como en el surrealismo y la obra metafísica de Giorgio
de Chirico. Otros signos inconfundibles de su obra son el trampantojo, el trazo intenso en blanco y negro – trabajaba con pluma y tinta- y en ocasiones, la
aplicación de altas dosis de color en piezas caprichosas y llenas de ingenio.
Su universo decorativo está cargado de individuos poéticos,
juegos imaginarios, ilusiones ópticas, paisajes metafísicos y rostros enigmáticos
en múltiples variaciones. Las
variaciones sobre un mismo tema son otra característica de la obra de Fornasetti.
Muestra de ello es la famosa “Tema e Variazioni”, la icónica serie
de platos que reproducen la cara de la cantante de ópera Lina Cavalieri, -encontrada
en una revista francesa del XIX- y de la
que existen unas 350 variaciones.
Fornasetti las colgó todas en el baño de su galería
en la Via Montenapoleone de Milán.
En 1940 Fornasetti inició su colaboración con el arquitecto Gio Ponti, de la que surgió la linea de mobiliario Archittetura y varios proyectos de
interiorismo a gran escala: los frescos del Palacio Bo en Padua, 1942; la cantina del cuartel de Piazza Sant
'Ambrogio, el Casino Sanremo, la Casa Lucano (1951) -un espacio mágico y teatral
con estanterías llenas de libros y objetos en trampantojo- y los camarotes de
lujo del transatlántico Andrea Doria (1952) – hundido años más tarde -.
Los biombos fueron uno de sus objetos preferidos. Un elemento arquitectónico móvil, teatral e ideal para escenificar sus minuciosos trampantojos.
Los ceniceros otro de sus fetiches del que existen un sinfín de variaciones. Aunque no fumaba, diseñó centenares de ellos, además de pitilleras, encendedores, etc.
En 1970 Piero Fornasetti abrió una tienda propia en Milán, hoy en manos
de su hijo Barnaba quien sigue gestionando el negocio de la marca y perpetuando
el legado de su padre a través de reediciones, nuevas creaciones y
colaboraciones con firmas de renombre.