La Ricarda

lunes, agosto 10

La Ricarda, también conocida como Casa Gomis o La Casa de Vidre, es una de  las joyas de la arquitectura racionalista de Catalunya. Diseñada entre 1949 y 1963 a partir del encargo que sus propietarios, el ingeniero Ricard Gomis y su esposa Inés Bertrand, hicieron al arquitecto catalán Antoni Bonet Castellana (1913-1989).

Antoni Bonet emigró a Argentina en los años 30, tras haber pasado un tiempo en París junto a Le Corbusier. Allí fundó con Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan el Grupo Austral, artífice de la icónica silla BFK. Desde allí también, dirigió la obra de La Ricarda mediante correspondencia con el cliente.
Pensada como casa de verano, La Ricarda se ubicó en la localidad de El Prat, en pleno delta del río Llobregat, junto al mar y entre una gran extensión de pinares. Aunque inicialmente se planteó como una casa de dos plantas con vistas a la costa, finalmente se construyó sobre una sola planta mimetizando la casa con el paisaje.
Uno de los aspectos más interesantes de la casa es precisamente la relación interior-exterior; estar dentro con la sensación de estar fuera. Los límites de la vivienda se desdibujan a través de la continuidad establecida por los paramentos verticales de la vivienda: muros de vidrio transparente, celosías semi-transparentes de cerámica y muros opacos de gres vitrificado que reflejan el paisaje colindante. 

La planta está compuesta por módulos cuadrados de 8,80m que dejan que la naturaleza se introduzca hasta el entorno más inmediato de la vivienda. A su vez, la subdivisión del módulo de 8,80 m. da lugar a submódulos que definen el despiece del pavimento, las celosías, las baldosas, las carpinterías y hasta el mobiliario.
Bonet diseñó expresamente para La Ricarda todos los muebles de la casa: mesas, sofás, sillas, la chimenea, los pomos de las puertas, la carpintería metálica, la celosía ... todo.



El tapiz de arpillera de Magda Bolumar preside el comedor, a la vez que esconde la parte trasera del armario del office-cocina donde se guardaba la vajilla. Las sillas y la mesa son diseño de Bonet.
Antes de llegar a la zona de dormitorios, aparece un vestíbulo con un patio a modo de impluvium –estanque rectangular que en las antiguas casas griegas y romanas servía para recoger el agua de lluvia-, creando una lámina de agua que refleja la luz hacia el interior del espacio.
Originalmente el dormitorio principal se proyectó como un pabellón independiente, aunque el cliente se resistió y finalmente quedo unido a la casa mediante una pasarela totalmente acristalada.

Desde su inauguración, La Ricarda se convirtió en espacio de encuentro de la vanguardia cultural, acogiendo parte de las actividades organizadas por el Club 49, una agrupación formada por intelectuales que intentaba reactivar el panorama artístico del país en plena dictadura.


En 1997 la familia Gomis decidió encargar la restauración de La Ricarda a los arquitectos Fernando Alvarez Prozorovh y Jordi Roig. En la actualidad, sirve como escenario de eventos de diversa índole y se puede visitar a través de Marita Gomis, hija de los propietarios que tuvo el privilegio de vivir y crecer en tan singular espacio.




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